El Hospital Psiquiátrico Universitario Pere Mata de Reus lleva desarrollando, desde hace tres años, un programa de tratamiento grupal en enfermos diagnosticados con trastorno límite de personalidad y con trastorno de inestabilidad emocional. Detrás de este tratamiento están los psicólogos clínicos Isabel Rodríguez, Núria Estrada, Laura Selma, Gladys Magrinyà y Alfonso Gutiérrez-Zotes, este último como coordinador del programa. «Se decidió crear el programa porque había una necesidad de tratamiento en personas con esta patología grave, ya que su atención requiere de muchos recursos asistenciales altamente especializados y coordinados. La terapia grupal nos permite tratar simultáneamente a varias personas a través de un protocolo y unas técnicas específicas», explica Alfonso Gutiérrez-Zotes.
Según los datos preliminares del programa, la participación en la terapia supone para los pacientes una disminución de la sintomatología límite. Esto significa, según el doctor Alfonso Gutiérrez-Zotes que «al final del programa la sintomatología de inestabilidad emocional e impulsividad disminuyen, es decir, el tratamiento recibido en el grupo les ayuda a reducir síntomas causantes de sufrimiento». Esta comprobación se hace porque, previamente a cada sesión, los participantes rellenan un cuestionario sobre su estado sintomático durante la última semana. Para el coordinador del programa «la buena noticia es que hay tratamientos eficaces aunque muy especializados para una patología muy compleja».
La intervención
La base del programa es una terapia cognitivo-conductual, a través de un programa que los profesionales llaman Entrenamiento para la Regulación Emocional y Solución de Problemas. En sesiones semanales de 2 horas, durante 5 meses, el grupo de entre seis y ocho personas aprende y practica habilidades específicas para controlar las emociones y el comportamiento.
«Los pacientes que asisten a la terapia grupal generalmente se enfrentan a una patología de la personalidad con dificultades en la regulación de las emociones, del control de los impulsos, de las relaciones interpersonales, con sentimientos de vacío, etc.», recuerda Alfonso Gutiérrez-Zotes. Hasta el momento se han realizado diez ediciones del programa en los Centros de Salud Mental de Reus y Tarragona, con la participación de más de 50 personas que padecen la sintomatología de este trastorno de inestabilidad emocional.
El ‘entrenamiento’ consta de tres fases: psicoeducación y conciencia de la enfermedad, entrenamiento en habilidades para la regulación de las emociones y, por último, regulación de las conductas a través del establecimiento de objetivos, el manejo de las relaciones interpersonales, etc. «El programa ofrece técnicas y habilidades concretas con el objetivo de regular las emociones y de regular la conducta. Enseñamos habilidades de afrontamiento y trabajamos con tareas concretas que son las que ellos aplican en su día a día», explica el coordinador del programa. Durante las sesiones también es importante el papel del equipo de refuerzo, que son personas que los pacientes escogen, normalmente familiares, para que les ayuden en su hábitat habitual.
Estas personas asisten a la terapia al menos en dos sesiones donde se les informan de qué es el trastorno, qué síntomas tiene, qué habilidades se enseñan y también se les facilitan estrategias para un mejor afrontamiento de los síntomas de la enfermedad.
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