viernes, 10 de enero de 2014

TDAH si existe


Paulino Castells, doctor en Medicina y Cirugía, psiquiatra y profesor titular de Psicología de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona, no titubea a la hora de acallar a quienes se atreven a asegurar que el trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad, conocido por sus siglas TDAH, no existe. Se pronuncia como respuesta a algunas declaraciones, como las realizadas por María Acaso, autora de rEDUvolution, quien afirma que «no existe Trastorno de Déficit de Atención, solo niños aburridos en clase»; o del sobrino nieto de Sigmund Freud, cuando apunta que el «TDAH es un invento».
«Sí existe —puntualiza Paulino Castells—. Afirmar lo contrario es una opinión gratuita que no puede apoyarse en ninguna argumentación científica al respecto». Añade, además, que negar su existencia es crear «una innecesaria alarma al colectivo de familias que desgraciadamente tienen algún miembro tratado por este trastorno y que ha sido, previamente, diagnosticado con toda certeza».
Señala que otra cuestión es que haya una «sobrediagnosticación» de este trastorno que parece estar tan de moda en los últimos años, lo que conlleva a una «sobremedicación» que puede estar a todas luces fuera de lugar.

Niños etiquetados

«En esto si que estoy plenamente de acuerdo —asegura Paulino Castells—. Coincido con los colegas de profesión que denuncian la profusión de pacientes que pululan etiquetados de TDAH y que están sujetos a la“pastillita de portarse bien”. Pastillita que, por cierto, parece que ya recetan algunos maestros a los padres de los niños revoltosos y distraídos que tienen en el aula, con el consabido sonsonete: “Oiga, ¿cuándo le dará usted a su hijo la pastillita para que esté calmado y no me altere la clase?”».
El problema, según este psiquiatra, es que «actualmente cualquier niño excesivamente movido y bastante distraído no se libra de que le pongan con rapidez la “pastillita” en la boca».

Averiguar la causa

Asegura que estamos inmersos en la sociedad de la inmediatez, de solucionar los problemas al momento sin preocuparnos realmente en averiguar cuál es la causa de los mismos. «Por desgracia, pocos se detienen a pensar y dilucidar si la conducta del niño en cuestión se debe a “un problema educativo”; es decir, de que nadie le ha enseñado a estarse quieto y prestar atención, lo que es remediable con unas pertinentes pautas educativas que impartirán los padres por consejo de los psicólogos o pedagogos. O bien, que se trate de “un trastorno orgánico”; es decir, una alteración en el nivel de los neurotransmisores cerebrales que debe tratar, inexorablemente, el médico especializado en estos casos».
Pero, ¿hay alternativas a la medicación para el TDAH? «Sin duda —asegura rotundo—. Existen una serie de pautas dietéticas, suplementos alimentarios, programas conductuales, etc., que permiten desplazar o aplazar el tratamiento medicamentoso, si no es estrictamente imprescindible». Reconoce, asimismo, la gran eficacia terapéutica de estos fármacos específicos que hay en la actualidad para el TDAH… «siempre y cuando estén bien indicados», puntualiza este psiquiatra.

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