Una investigación publicada en la revista “Environmental Health Perspectives”, ha sido la primera en analizar la influencia de la exposición prenatal a los fosfatos orgánicos en el desarrollo posterior de los problemas de atención. Los resultados de este estudio fueron evidentes: los niveles de metabolitos de fosfatos orgánicos están fuertemente relacionados con los trastornos de atención en niños con 5 años de edad, sobre todo en los del sexo masculino.
La autora principal del trabajo, Brenda Eskenazi, considera que "este estudio subraya la evidencia de que la exposición a pesticidas de fosfatos orgánicos puede tener efectos en el desarrollo neurológico del individuo, particularmente en la etapa infantil", y añade: "estamos especialmente interesados en la exposición prenatal porque es el periodo en el que se desarrolla más el sistema nervioso del bebé".
Un total de 300 niños que participaban en un estudio longitudinal desarrollado en el Centro de Salud y Asistencia para Madres e Hijos de Salinas, en California (Estados Unidos), fueron analizados, examinando la exposición medioambiental y la salud reproductiva. Destaca el hecho de que las madres y los hijos vivían en un entorno agrícola, de manera que estaban más expuestos a los pesticidas en comparación con la población general estadounidense. "Se sabe que la comida es una importante fuente de exposición a pesticidas entre la población general", comenta Eskenazi. Por lo que "sería recomendable lavar las frutas y los vegetales antes de comerlos, especialmente en el caso de las embarazadas".
Los fosfatos orgánicos, según se concluye del estudio, crean problemas en los neurotransmisores, en particular en el acetylcholine, que resulta fundamental para el mantenimiento de la atención y para el funcionamiento de la memoria a corto plazo. Amy Marks, otra de las investigadoras principales del estudio, señala que "esos componentes están diseñados para atacar el sistema nervioso de los organismos, por ello debemos ser cautos, sobre todo cuando la exposición coincide con periodos críticos para el desarrollo del feto".
Los científicos examinaron la acción de seis metabolitos de pesticidas de fosfato orgánico en las madres durante el embarazo, y en los niños, un tiempo después del nacimiento. Los metabolitos contenían las sustancias nocivas de, aproximadamente, el 80 por ciento de todos los pesticidas de fosfatos orgánicos utilizados en el Valle de Salinas, en California.
Además, el trabajo evaluó los síntomas de trastorno de atención y de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) de los niños cuando contaban con edades de tres años y medio y cinco años, utilizando los informes aportados por las madres sobre su comportamiento. La relación entre la exposición prenatal a los pesticidas y los problemas de atención era evidente cuando los niños tenían tres años y medio, pero no era significante estadísticamente hablando, ya que, según explica Marks: "Los síntomas del trastorno de atención son difíciles de reconocer en los niños pequeños; puesto que a esas edades no se espera de ellos que estén sentados durante mucho tiempo". "El diagnóstico de TDAH suele darse una vez que el niño va al colegio", añade.
La autora principal del trabajo, Brenda Eskenazi, considera que "este estudio subraya la evidencia de que la exposición a pesticidas de fosfatos orgánicos puede tener efectos en el desarrollo neurológico del individuo, particularmente en la etapa infantil", y añade: "estamos especialmente interesados en la exposición prenatal porque es el periodo en el que se desarrolla más el sistema nervioso del bebé".
Un total de 300 niños que participaban en un estudio longitudinal desarrollado en el Centro de Salud y Asistencia para Madres e Hijos de Salinas, en California (Estados Unidos), fueron analizados, examinando la exposición medioambiental y la salud reproductiva. Destaca el hecho de que las madres y los hijos vivían en un entorno agrícola, de manera que estaban más expuestos a los pesticidas en comparación con la población general estadounidense. "Se sabe que la comida es una importante fuente de exposición a pesticidas entre la población general", comenta Eskenazi. Por lo que "sería recomendable lavar las frutas y los vegetales antes de comerlos, especialmente en el caso de las embarazadas".
Los fosfatos orgánicos, según se concluye del estudio, crean problemas en los neurotransmisores, en particular en el acetylcholine, que resulta fundamental para el mantenimiento de la atención y para el funcionamiento de la memoria a corto plazo. Amy Marks, otra de las investigadoras principales del estudio, señala que "esos componentes están diseñados para atacar el sistema nervioso de los organismos, por ello debemos ser cautos, sobre todo cuando la exposición coincide con periodos críticos para el desarrollo del feto".
Los científicos examinaron la acción de seis metabolitos de pesticidas de fosfato orgánico en las madres durante el embarazo, y en los niños, un tiempo después del nacimiento. Los metabolitos contenían las sustancias nocivas de, aproximadamente, el 80 por ciento de todos los pesticidas de fosfatos orgánicos utilizados en el Valle de Salinas, en California.
Además, el trabajo evaluó los síntomas de trastorno de atención y de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) de los niños cuando contaban con edades de tres años y medio y cinco años, utilizando los informes aportados por las madres sobre su comportamiento. La relación entre la exposición prenatal a los pesticidas y los problemas de atención era evidente cuando los niños tenían tres años y medio, pero no era significante estadísticamente hablando, ya que, según explica Marks: "Los síntomas del trastorno de atención son difíciles de reconocer en los niños pequeños; puesto que a esas edades no se espera de ellos que estén sentados durante mucho tiempo". "El diagnóstico de TDAH suele darse una vez que el niño va al colegio", añade.
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