sábado, 19 de marzo de 2011

Protocolo en Castilla León Sanidad/Educación

Las consejerías de Sanidad y Educación de Castilla y León han establecido un protocolo para abordar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) de una forma coordinada y mejorar así su detección y tratamiento.

El protocolo se establece gracias a un acuerdo que firmaron este miércoles los consejeros de Sanidad y Educación, Francisco Javier Álvarez Guisasola y Juan José Mateos, respectivamente.Guisasola y Mateos destacaron la necesidad de mejorar la coordinación para tratar este trastorno psiquiátrico, que puede afectar a entre el 4 y el 10 por ciento de los niños y adolescentes (según estudios) y del que actualmente Educación tiene un censo de 1.981 escolares.

El consejero de Sanidad explicó que se trata de un síndrome que tiene que ser sospechado, ya que son los familiares o profesores los que pueden ver una alteración de la conducta, mientras que desde un punto de vista médico aclaró que se trata de un trastorno que a veces es "infradiagnosticado", con lo que no se trata, pero otras veces es "sobrediagnosticado" y su tratamiento con fármacos puede provocar otros problemas.

Entre los síntomas del TDAH están las dificultades para mantener la atención, rechazo de los detalles, falta de organización, movimiento excesivo de manos y piernas, demasiada velocidad al hablar, impulsividad o excesiva capacidad de distracción, entre otros. Estas características suelen aparecer antes de los siete años y, en un importante porcentaje de los casos persisten hasta la edad adulta e incluso pueden derivar entre otros problemas en ansiedad, depresión, aislamiento social o menor nivel académico y sociolaboral. El protocolo se ha establecido este protocolo tras diversas experiencias como un estudio llevado a cabo en 2009 y 2010 en Burgos, Palencia y Valladolid, la elaboración de una guía, cursos de formación, etcétera, del que al final resulta este protocolo.

TRES FASES

El protocolo tiene tres fases, la primera de ella la detección temprana a través de los padres o familiares y los profesores, que recibirán formación para que conozcan los síntomas que pueden hacer sospechar que un niño padece este trastorno, momento en el que se traslada el caso a los servicios sanitarios.

Una segunda fase consiste en el diagnóstico y tratamiento en Atención Primaria, en la que se incluyen varias acciones importantes. En concreto, por un lado está la confirmación del diagnóstico a través de una consulta médica que incluye una entrevista con la familia, examen general de salud del menor, exploraciones complementarias y el informe del orientador que atiende al centro educativo.

Por otro lado, una de las actuaciones de esta segunda fase es el diseño de un Plan de Acción Individualizado (PAI) en el que se especifican las medidas psicofarmacológicas, psicoeducativas, familiares, socio-ambientales y de comportamiento a tomar. Además, se contempla el seguimiento específico por parte del médico de Primaria y la derivación, cuando proceda, a los servicios de Atención Especializada.

La tercera fase comprende el diagnóstico y tratamiento ya en Atención Especializada, de manera que si el menor lo precisase realizará el seguimiento clínico del TDAH por parte del Equipo de Salud Mental Infanto-Juvenil (ESM) que incluye una valoración completa del menor; consulta a otras especialidades como Logopedia y solicitud de pruebas complementarias como electrocardiograma y electroencefalograma si fuera preciso; valoración psicopatológica e inclusión en el programa de atención.

El alta en el programa se realizará cuando se cumplan los 18 años, de manera que se garantizará la continuidad asistencial del paciente a través de la derivación a los equipos de Salud Mental de adultos o por su curación o mejoría.

Todas estas actuaciones desde el punto de vista sanitario se completan con un Plan de Intervención Educativa que permita la intervención, coordinación y seguimiento tanto del alumno como de la familia, el profesorado y el centro de enseñanza.

MEJORA DEL TRATAMIENTO

Este protocolo permitirá un mayor diagnóstico, un mejor tratamiento, que tiene una importante parte médica pero también educativa, además de un mejor seguimiento, por lo que se podrá ver la evolución e incorporar a los niños que lo padezcan a la normalidad, objetivo último de este protocolo.

El consejero de Educación incidió en que muchos de los 1.981 niños con TDAH que su departamento tiene censados están en tasas de fracaso escolar, una cuestión que también se puede abordar mediante estas actuaciones además del plan con el que cuenta la Junta para su reducción.

Mateos aclaró que el sistema educativo dispone de los medios adecuados para atender a este tipo de alumnos, pero así se mejora porque se acostumbrará a profesores y especialistas a trabajar de forma "más ordenada e integrada" con los equipos sanitarios, de forma más "unitaria". En cualquier caso, matizó que si es necesario se incrementarán los medios.

En este contexto, explicó que desde el punto de vista educativo hay una interacción entre la familia y el colegio, que es un punto de encuentro muy interesante. A este respecto, concretó que el profesorado prestará una atención especial a este problema, para lo que recibirá más formación.

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