DAH y Trastorno negativista desafiante
escrito por Amelia Catalan Borja
A. Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que dura por lo menos 6 meses, estando presentes cuatro (o más) de los siguientes comportamientos:
1.- A menudo se encoleriza e incurre en pataletas.
2.- A menudo discute con adultos.
3.- A menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones.
4.- A menudo molesta deliberadamente a otras personas.
5.- A menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento.
6.- A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros.
7.- A menudo es colérico y resentido.
8.- A menudo es rencoroso y vengativo.
Nota: considerar que se cumple un criterio sólo si el comportamiento se presenta con más frecuencia de la observada típicamente en sujetos de edad y nivel de desarrollo comparables.
B. El trastorno de conducta provoca deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral.
C. Los comportamientos en cuestión no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo.
D. No se cumplen los criterios de trastorno disocial, y, si el sujeto tiene 18 años o más, tampoco los de trastorno antisocial de la personalidad.
Biederman, afirma que el trastorno de conducta y el trastorno negativista desafiante, ocurren con mayor frecuencia en niños con TDAH (entre el 30-50% de los afectados). Esta solapación conceptual conlleva controversias conceptuales diversas.
Loney, ha observado que los desordenes externalizados pueden ser vistos como independientes, entrelazados o intercambiables.
Szatmari, llegó a la conclusión de que los niños que presentan un trastorno del comportamiento casi siempre tienen un trastorno desafiante por oposición y /o TDAH.
Lahey, sin embargo, había destacado que sólo algunos niños con trastorno desafiante por oposición, presentan un trastorno del comportamiento. Afirmó también que los niños que presentan TDAH y un trastorno del comportamiento, tienden a tener un status socioeconómico bajo.
McGee, aprecia que existen síntomas asociados al TDAH diferentes de los asociados al desorden de la conducta, tales como debilitación más cognoscitiva, un índice de inteligencia más bajo, y más desordenes del desarrollo. Hay, una respuesta diferente al tratamiento, los síntomas de TDAH responden más sensiblemente a los estimulantes que los síntomas del desorden de la conducta, tales como agresión y robo. Para aquellos con solo TDAH, el resultado terapéutico es más favorable.
Lewinsohn, opina que en los adolescentes los síntomas residuales del TDAH pueden estar asociados con problemas de conducta, abuso de sustancias y trastornos de ánimo o de ansiedad.
En resumen, la hiperactividad es una de las vías que conduce a las alteraciones de conducta. Sin embargo, la relación de la conducta o de los problemas de oposición con TDAH no se resuelve. Los diagnósticos se realizan dicotómicamente, tales como tener o no tener un trastorno dado; esto enmascara el continuo de estos desórdenes.
Tampoco es cierto que la presencia de TDAH solo, en ausencia de desorden desafiante de oposición o del desorden de la conducta, prediga, independientemente, un comportamiento antisocial más tarde (aunque la evidencia que sugiere que se manifieste aumenta).
Para mejores conclusiones habría que hacer estudios por separado de ambos síndromes.
Los pocos estudios disponibles sobre la solapación del desorden desafiante del TDAH y el oposicionista divulgan haber encontrado aproximadamente un 35% de los casos estudiados.
Faraone, demostró que el trastorno desafiante es también familiar, los parientes de niños con TDAH y TOD tienen 3 veces más probabilidad de tener TOD que parientes de niños con solo TDAH, y 10 veces más de tener TOD que los parientes de controles normales.
Bibliografía:
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Gallego, J. (2002). Enseñar con estrategias: Desarrollo de habilidades en el aprendizaje escolar. Madrid: Pirámide.
Pérez, J. y Brito, A.G. (2004). Manual de atención temprana. Madrid: Pirámide.
Serfontein, G. (1998). La limitación oculta. México: Diana.
Tomas, J. y Pros, M. (2004). TDHA: Hiperactividad, niños movidos e inquietos. Barcelona: Laertes.
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