viernes, 4 de abril de 2014

Los pediatras corrigen a los medios: El TDAH no es la causa del fracaso del Informe PISA Leer más: Los pediatras corrigen a los medios: El TDAH no es la causa del fracaso del Informe PISA


Los resultados negativos arrojados recientemente por el Informe PISA, han dado pie a numerosos comentarios y debates en los medios de comunicación, que han tratado de explicar tal fracaso achacándoselo a problemas médicos como el déficit de atención o TDAH. Estas insinuaciones, o afirmaciones en algunos casos, ha indignado a los profesionales médicos, quienes aseguran que no hay base científica al respecto.
 Pediatras_PISA
La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) se ha visto obligada a emitir un comunicado en el que insiste en que existen muchos motivos por los cuales los niños pueden fracasar en el colegio.

La SEPEAP asegura que problemas como la falta de capacidad intelectual, el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, trastornos específicos del aprendizaje y dificultades en habilidades básicas, son excepcionales. Y añade que ‘las limitaciones sensoriales mantienen la misma proporción dentro de las aulas en toda Europa y no justifican esas tendencias’.

En opinión de Venancio Martínez, presidente de la SEPEAP, el fracaso escolar equivale cada vez más a fracaso del sistema educativo, expresado como problema de adaptación de más niños a las exigencias de los programas. Los niños adquieren sus habilidades y desarrollan sus capacidades de manera ordenada y progresiva. Los profesores saben y esperan que no todos los niños aprenden al mismo ritmo y son conscientes de que el rango de normalidad es amplio.

Según la SEPEAP, el problema surge entre la necesidad de establecer y exigir unos niveles de conocimiento dentro de un programa, y las dificultades por parte del alumno para conseguir superar estos objetivos. Si la oferta de enseñanza fracasa puede pensarse en dos posibles causas: o bien el resultado se ajusta a la idea preestablecida pero se valora desde parámetros equivocados (discordancia de los indicadores), o bien se malogran los objetivos finales siendo estos evaluados de forma correcta (fracaso verdadero).

‘Falla la medida, falla el resultado; o fallan ambos, que es una tercera alternativa y la peor de todas’, concluyen.



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