Ya en 1908, el catalán Augusto Vidal Perera describió en su
'Compendio de Psiquiatría Infantil' el comportamiento de los niños
"revoltosos, que mariposean"; que hoy en día serían diagnosticados
como hiperactivos. A pesar de ser un viejo conocido de los especialistas, no ha
sido hasta las últimas décadas cuando este trastorno ha alcanzado
"dimensiones epidémicas". Las comillas corresponden al último número
de la revista 'JAMA Pediatrics', en el que se repasa la incidencia de este
trastorno en la última década.
Las cifras que publica la revista llevan la firma de la
Fundación Kaiser Permanente, con sede en California (EEUU), cuyos
investigadores han analizado el historial médico de más de 842.000 niños de
cinco a 11 años, tratados en este centro entre los años 2001 y 2009.
Según los autores, encabezados por Darios Getahun, el 4,9%
de los menores de esta muestra padecía trastorno por déficit de atención e
hiperactividad (TDAH); una cifra que se corresponde con las estadísticas que se
manejan en nuestro país desde hace años. "La prevalencia de TDAH en edad
infantil en España ronda el 5%-7%, un porcentaje que está dentro de la media
mundial y que se mantiene estable desde hace décadas", apunta la
psiquiatra Inmaculada Escamillas, de la Clínica Universidad de Navarra.
Aunque los autores estadounidenses observan un repunte de la
incidencia en la última década (los nuevos diagnósticos pasaron de 2,5% en 2001
a 3,1% en 2010), la doctora Escamillas señala que este 'aumento' tiene más que
ver con un mejor conocimiento de la patología que con un verdadero incremento
de la incidencia. Una idea en la que coincide su colega Josep Cornellá,
presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la Asociación Española de
Psiquiatría. "La hiperactividad ha existido siempre. El propio Ramón y
Cajal ya hablaba de que la suya fue una infancia sin concentración. Si ahora se
diagnostica más es porque se conoce más", apunta.
'Sí hay más demanda'
Lo que sí puede existir, admite el profesor Getahun en
declaraciones a ELMUNDO.es, es una sobreestimación de casos por parte de padres
y profesores; por lo que destaca la solidez de su análisis basado en historias
clínicas. "Sí es cierto que puede haber mucha demanda, pero el TDAH no se
diagnostica sólo en 15 minutos, ni basta con la impresión parcial del
profesor", apunta en la misma línea la doctora María Dolores Domínguez,
psiquiatra del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela.
En este sentido, Getahun coincide con sus colegas españoles
en la importancia del diagnóstico precoz y de "iniciar cuanto antes el
tratamiento para darles a estos niños mayores oportunidades para funcionar en
el colegio y en su entorno social".
El psiquiatra español Luis Rojas Marcos, que fue un niño
hiperactivo como ha contado en numerosas ocasiones, incide en la misma cuestión
en declaraciones a este periódico: "En mi opinión, el reto actual son los
niños no diagnosticados. En demasiados casos, ni los familiares, ni sus
educadores reconocen el problema. Por lo que se espera que sin ayuda, aprendan
y se comporten con normalidad, pese a la incontrolable distracción y actividad
física que los domina", advierte.
Sin miedo a la medicación
Todos los especialistas coinciden en que ayudaría mucho a
esta tarea perderle el miedo al psiquiatra y, sobre todo a los psicofármacos,
que tan mala prensa acarrean. "A menudo, las familias van dando vueltas,
pasando de una terapia a otra, como un modo de evitar ir al psiquiatra",
señala la doctora Escamilla. Y todo ese retraso aumenta el sufrimiento en los
niños, el gasto ("muchas de estas terapias alternativas son
costosas") y el estrés en la familia.
La doctora Domínguez coincide con todos sus colegas en que
la medicación es la primera opción en el 80% de estos pequeños y también
insiste en desmitificar la mala imagen que arrastran estos fármacos."Igual
que nos medicamos cuando nos duelen las muelas, los fármacos alivian los
síntomas del TDAH y mejoran la atención; ni atontan a nadie ni cambian la
personalidad", apunta el doctor Cornellá.
En el trabajo de JAMA se observa un aumento de los casos
entre los niños varones, de raza blanca y procedentes de familias de clase
media-alta; un perfil que contrasta con los datos que se manejaban hasta ahora
y que apuntaban sobre todo a los niños de familias desfavorecidas.
El doctor Getahun considera que este fenómeno puede deberse
a un esfuerzo por parte de estas familias acomodadas en buscar ayuda para niños
que no están cumpliendo las expectativas en el colegio. "Es cierto que la
familia con más recursos consulta antes", señala Cornellá, aunque como
apunta su colega de la Clínica de Navarra, la clase social no es ningún factor
de riesgo en un trastorno con una base genética cada vez mejor conocida.
También el aumento de TDAH entre niñas de raza negra observado
en JAMA puede tener una explicación social, como apunta el doctor Rojas Marcos:
"En los últimos años ha aumentado la concienciación sobre el trastorno en
niñas; que antes no eran evaluadas. En ellas, el trastorno pasa desapercibido
frecuentemente porque se manifiesta sobre todo en distracción y no con otros
síntomas más llamativos de hiperactividad", explica el psiquiatra,
afincado desde hace años en Nueva York.
En cualquier caso, "es importante evitar las etiquetas
y no asociar TDAH con fracaso", resume el doctor Cornellá. "Se trata
de ayudar al niño sin angustiar"; y sobre la delgada línea que puede
separar a un niño inquieto y revoltoso de un auténtico caso de trastorno de
hiperactividad, el psiquiatra español elige una cita del escritor José
Saramago: "Un problema es un problema cuando causa problemas".
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