Lamenta que, aún hoy, siga habiendo profesionales de centros
educativos y sanitarios que niegan la existencia del trastorno
El doctor Maximino Fernández Pérez es pediatra de Atención
Primaria en La Felguera (Asturias). Su interés por conocer más sobre el TDAH
para ayudar mejor a los pacientes y a sus familias le llevó a formarse también
en Psiquiatría infantil y del adolescente, y en Psicología clínica y de la
educación, y a poner en marcha el Centro Integral y Multidisciplinar de Pediatría
y Psicología (Cimax) en Gijón. Considera que el pediatra es el profesional
médico más cercano al niño y su familia porque lo conoce desde el nacimiento,
lo que juega un papel fundamental en el diagnóstico precoz, y reivindica más
recursos públicos para las terapias psicológicas dirigidas a los padres.
¿En qué consiste su trabajo con niños con TDAH en Atención
Primaria?
Actualmente tenemos estrategias activas de búsqueda de
nuevos casos desde los seis años, aunque las sospechas aisladas de niños
menores o las derivadas de las consultas de los padres o del colegio son
también analizadas. Una vez llevada a cabo la evaluación especifica, a las
familias de los niños afectados se les plantean las posibilidades terapéuticas,
algunas a nuestro alcance y otras que precisan terapias psicoeducativas o
familiares en función de los recursos existentes, habitualmente escasos, al
menos en nuestro medio. Los casos que no van bien o son más complicados pueden
ser derivados a otros profesionales del siguiente nivel.
¿Cuál es la importancia de este nivel asistencial en el
abordaje del TDAH?
A mi juicio es máxima. El pediatra es el profesional médico
más cercano al niño y su familia porque lo conoce desde el nacimiento, sabe de
sus enfermedades y de su desarrollo. Los pediatras pueden estar capacitados
para el diagnóstico temprano tanto del TDAH como de otros problemas del
desarrollo. Su papel es importante para el diagnóstico precoz porque de ellos
depende la sospecha inicial de que algo no va bien o la instauración de una búsqueda
activa de casos.
¿Considera que se derivan bien los casos de la Atención
Primaria a la Especializada?
En general, si consideramos que quienes no siguen el curso
del TDAH derivan cualquier sospecha, se podría decir que hacen lo correcto,
máxime cuando la sospecha sea precoz. Si consideramos que quienes diagnostican
y tratan en Primaria el TDAH y derivan los casos que o no van bien o son
complejos, también. El problema se plantea en las situaciones en que los chicos
y chicas son derivados tarde, mal o nunca, lo que implica de por sí mal
pronóstico aún en manos de otro profesional del siguiente nivel.
¿En qué situación llegan tanto los padres como los niños a
su consulta?
En ocasiones los padres buscan al profesional que pueda
ayudarlos; en otras, que pueda derivarlos a la Atención Especializada; y, en
otras, predomina el desconcierto ante una sospecha diagnóstica que les parece
“nueva” o que “está de moda”, con la mezcla de cosas que les han dicho y han
leído, sobre todo por internet, sobre la hiperactividad.
Una vez que se les entrevista, los niños son tremendamente
sinceros y claros, refieren que vienen porque suspenden, porque les dicen que
son muy vagos, porque les han dicho que su atención es mala o que no se portan
bien y no paran. Según la edad, las opiniones y lo que nos cuentan los niños
son muy variadas.
¿Qué otros profesionales colaboran en el manejo del niño con
TDAH?
En mi consulta, la enfermera de Pediatría resulta de gran
ayuda para la sospecha diagnóstica en las revisiones del niño sano. También
destaca el creciente interés y buen hacer de los profesores y de los
profesionales de los equipos de orientación escolar, no sólo en la sospecha,
sino en la evaluación escolar y psicológica, que permite avanzar en el
diagnóstico y, después, en el tratamiento psicoeducativo. Otros profesionales
son aquellos a quienes se derivan los pacientes al siguiente nivel: pediatras
especializados en Neurología infantil y psiquiatras especializados en
Psiquiatría infantil. Lamentablemente, apenas existen recursos públicos para
las terapias psicológicas para los padres, a diferencia de lo que sucede en
otros países de nuestro entorno.
¿En qué consiste el tratamiento?
En primer lugar, se sabe que la mejor opción terapéutica
para la gran mayoría de afectados es la terapia combinada, es decir, emplear
las adecuadas “dosis” de medicinas (eficaces y seguras) junto con otra “dosis”
de ayuda para mejorar los aprendizajes escolares (psicopedagógica
fundamentalmente) y otra “dosis” de terapias psicológicas tanto al niño
(terapia cognitivo-conductual principalmente) como a los padres (terapia
psicoeducativa familiar).
En los aspectos psicopedagógicos intervienen tanto las
intervenciones del colegio, que consisten en una serie de adaptaciones para
optimizar la dinámica y el tiempo de estudio, así como una mejora o aprendizaje
de las técnicas de estudio en casa (entorno, motivación, planificación de
tareas, estrategias y técnicas concretas).
Cuando se cita el término conductual nos referimos a los
padres, a los que además de informar sobre la naturaleza y repercusión del
TDAH, se les dota de habilidades y estrategias encaminadas a fomentar en el
niño conductas positivas, así como a reducir o eliminar las conductas
disruptivas o negativas que tanto afectan a la dinámica familiar.
Cuando se habla de terapia cognitiva nos referimos
específicamente al niño, ya que el objetivo es conseguir un mayor control
interno de su conducta, una respuesta menos impulsiva y una mejor organización
y planificación de sus actividades. Las técnicas de autoinstrucciones, de
solución de problemas o el entrenamiento en habilidades sociales, son algunas
de las más eficaces.
En los aspectos de nuevas estrategias para padres interesa
el acuerdo y la confianza para llevar a cabo todo tipo de tratamientos con
empatía, decisiones conjuntas, asegurar el seguimiento y fomentar la adherencia
para conseguir los objetivos, máxime cuando se sabe que el TDAH es una
condición crónica.
¿A qué mitos o falsas creencias se tiene que enfrentar?
Desde que el niño no tiene TDAH, ya que es vago o malo, o
que lo que le pasa mejorará con el tiempo (como al padre que dejó los estudios
pronto), o que todos los niños pasan por esas fases en su infancia. También que
el TDAH es una enfermedad inventada para drogar a los niños, o que los
medicamentos que se emplean son malos o que producen muchos efectos
secundarios. O que últimamente sólo se diagnostica TDAH, que hay un exceso de
diagnósticos o que dichos diagnósticos están equivocados. Otras veces se
insiste en que el mejor profesional para el TDAH es sólo el psicólogo, o sólo
el neurólogo o sólo el psiquiatra. Aún hoy sigue habiendo opiniones de
profesionales de los centros educativos y sanitarios que niegan la existencia
del trastorno.
¿Qué consejos da a los padres de niños con TDAH?
Educar a un niño con TDAH es un reto, más aún cuando en casa
los padres pueden estar afectados (aunque no lo sepan), pero que el apoyo, la
confianza y las medidas en marcha pueden obtener buenos resultados. No
culpabilizarse del TDAH, sus pautas educativas o su forma de ser no han causado
el trastorno, aunque es posible que ambos aspectos puedan cambiar para la
mejora del TDAH de sus hijos. Cuanto más sepan del TDAH, estén bien informados
y sean coherentes entre sí a la hora de trabajar por el niño, mejor. Que
desconfíen de métodos diagnósticos o terapéuticos sin aval científico. Y suelo
decirles que se preocupen por sí mismos; si promueven su salud, están
rebosantes de energía y fijan bien sus objetivos, podrán ayudar mejor a sus
hijos, así como que acepten la ayuda de otros padres o profesionales con
experiencia. Si precisan ayuda, ¡pídanla!
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