Alrededor de 5% de la población infantil de México tiene trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), que provoca en los menores que la padecen impulsividad, falta de atención e hiperactividad, a tal grado que les generan problemas en la vida cotidiana y la escuela, afirmó el especialista adscrito al Departamento de Neurología del hospital Infantil de México “Federico Gómez”, Eduardo Barragán.
En casa tienen dificultades para seguir las directrices que les marcan, para organizarse y parece que no escuchan cuando se les habla. En la escuela cometen errores por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades. Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya que evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.
La impulsividad de caracteriza porque con frecuencia actúa de forma inmediata sin pensar en las consecuencias, está inquieto con las manos o los pies, activo en situaciones en que es inapropiado, habla de forma excesiva, responde antes de que la otra persona termine, tiene dificultad para esperar su turno y frecuentemente interrumpe.
En la hiperactividad lo más característico es la excesiva actividad motora, los niños siempre están en movimiento, corren, saltan por la calle, nunca quieren ir de la mano.
La mayoría presenta dificultades en el aprendizaje, bajo rendimiento escolar, no diferencia bien entre letras y líneas y tienen poca capacidad para estructurar la información que recibe a través de los distintos sentidos.
El 70% de estos niños desarrolla otros trastornos que son consecuencia del TDAH porque cuando empiezan a fracasar, la frustración les ocasiona ansiedad y agresividad como una forma de compensación o protección.
El TDAH es un problema de predisposición genética heredada de los padres, y se presenta cuando también hay otros factores como la prematurez, peso bajo al nacimiento, tabaquismo, consumo de bebidas alcohólicas o drogas por parte de la madre durante el embarazo y trastornos de personalidad en la familia.
Su origen es el mal funcionamiento de los circuitos de dos sustancias cerebrales llamadas dopapina y norepinefrina en la región frontal del lado derecho, encargada de la atención y el control de la hiperactividad e impulsividad.
Esta alteración se detecta en la edad escolar, sin embargo, los padres de familia deben estar alertas porque su hijo puede desarrollar el TDAH si fue prematuro y tiene problemas de desarrollo psicomotriz y habilidades durante el primer año de vida.
La falta de atención médica del trastorno incrementa la posibilidad de que el menor incurra en actos de vandalismo, mentira, robo, consumo temprano de bebidas alcohólicas, tabaco y drogas, además de embarazos no deseados como una forma de resolver el sentimiento de frustración que trae consigo.
Uno de cada tres menores con TDAH no tratado en la infancia desarrolla ansiedad o depresión en la adolescencia, 50% de ellos se vuelve mentiroso, 83% tiene problemas de aprendizaje y uno de cada tres tiene que repetir un año escolar.
El especialista en Neurología del hospital Infantil de México indicó que el tratamiento es terapéutico, individual y familiar, combinado con el uso de ácidos grasos omega 3 en altas dosis y el neurofeedback para disminuir el síntoma de inatención.
Quienes tienen mayor disfunción se les recetan fármacos para modular y regular los síntomas y más de 90% de los pacientes mejora su estado de salud desde la primera o segunda semana de inicio de tratamiento.
Aclaró que de acuerdo con los estudios de seguimiento, ningún fármaco provoca adicción, ni daños cerebrales o a otros órganos o sistemas.
El tratamiento habitual dura alrededor de dos años y la mayoría de pacientes lo suspende al llegar a la adolescencia porque ya no lo requiere, debido a que la explosión hormonal de testosterona y estrógenos favorece la madurez de las regiones cerebrales que ayudan a modular y controlar el impulso y la atención, por lo que los síntomas desaparecen o disminuyen.
Advirtió que si no reciben atención médica para controlar el TDAH, en algunos adolescentes se disparan los problemas de personalidad y afectivos.
Precisó que si el principal problema del niño es de coordinación o habilidades motoras, debe hacer actividad física diaria durante media hora y de preferencia individual, como artes marciales, caminata, natación o tenis, y evitar los juegos en equipo porque empeoran la frustración a la que está expuesto. Si tiene hiperactividad o impulsividad debe hacer cualquier actividad deportiva.
La impulsividad bien llevada es una virtud porque les permite arriesgarse a hacer cosas que un niño en condiciones normales lo pensaría, alcanzando logros importantes. En cambio, los pacientes con TDAH cuyo problema primordial es la falta de atención son muy creativos y terminan como diseñadores o arquitectos exitosos.
Aclaró que el TDAH se puede confundir con otras enfermedades porque los síntomas de hiperactividad, falta de atención e impulsividad son secundarios a enfermedades como hipertiroidismo, acidosis tubular renal proximal o epilepsia.
Los síntomas también se presentan en algunos menores cuando hay un problema de disfunción familiar como el divorcio, cambio de domicilio o de escuela, violencia, depresión infantil o trastorno de conducta, pero no necesariamente es TDAH.
Finalmente hizo un llamado a los padres de familia a buscar atención médica si su hijo tiene problemas serios de comportamiento, porque puede padecer TDAH, un trastorno de conducta u otra enfermedad. “Dejen a un lado el miedo a los tratamientos, son seguros y les permiten llevar una vida normal con el pleno desarrollo de facultades”.
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