'Yo, Elvis Riboldi' es la primera novela gráfica para jóvenes que protagoniza un travieso chaval fanático del grupo australiano
Un niño fan de AC/DC es raro. Y es más extraño que lo sea porque lo escuchó un día en el coche de sus padres. A continuación comenzó a martirizarlos con 'Highway to Hell' de forma constante y a todas horas, noches incluidas. Esa es una de las características de este 'angelito', con nombre de rey musical, que quiere convertirse en el dueño de las librerías infantiles. 'Yo, Elvis Riboldi' (La Galera) es peculiar en muchas cosas. Es la primera novela gráfica española destinada a los más pequeños.
También es el debut en el mundo editorial de Bono Bidari, el pseudónimo bajo el que se esconden Jaume Copons, Daniel Cerdà, Ramón Cabrera y Óscar Julve. Los cuatro provienen del mundo audiovisual y educativo y han participado programas infantiles como 'Barrio Sésamo', 'Los Lunnis' o 'Los Algos'.
Entre los cuatro crearon a este chaval peculiar que 'solo' en el primer libro destroza una casa entera, varios cientos de coches, 82 motos, 16 cristales de ventanas, doce lápices de colores, ocho instalaciones, cinco huevos, un reloj de lujo, un cartel de carretera y otros objetos como despertadores, gafas y un pastel de cumpleaños. «Es un niño que no casa con la idea estándar que tenemos de chaval», explica Copons. Habitualmente, se presenta a un niño modelo, que lee determinados libros, ve unas películas y solo «es gamberro porque se cae y se mancha». Elvis es todo lo contrario: «Rompe todos sus juguetes, los de sus amigos y tiene unos gustos que no encajan con los gustos de los demás», añade. Ahí entra Angus Young y sus compañeros. «Los cuatro autores fuimos al último concierto en Barcelona y nos sorprendió la cantidad de familias que había allí. Entonces decidimos que Elvis iba a ser un fan de AC/DC», indica.
Con el concierto de los oceánicos, el perfil de Elvis se fue aclarando poco a poco. Así, decidieron que una de las características de este niño que vive en la imaginaria Icaria es que padece un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), es travieso «pero a veces malo y bueno». Además, su mejor amigo es Boris, que en realidad se llama Baris y es paquistaní. «Los niños extranjeros son una realidad. El mejor amigo de mi hijo es chino. A mí lo único que me preocupa es que vaya con buena gente», apunta Copons, que junto a sus compañeros ya prepara un segundo volumen.
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