El TDAH es una de esas injustamente llamadas
"enfermedades o trastornos invisibles". Invisible para el que no lo
ve por falta de información, y aún peor, invisible para el que aún sabiendo, lo
ignora negándole su apoyo y reconocimiento. Pero muy visible, incluso demasiado
visible la mayoría del tiempo, para el que lo padece o convive con esta
disfunción. Entre sus síntomas no está el dolor físico, pero a los síntomas
nucleares que la definen (impulsividad, hiperactividad y problemas
atencionales) hay que unir otros provocados principalmente por esta falta de
concienciación de las personas que rodean a estos afectados y que sólo miran
sin ver, o escuchan sin oír...
El sentimiento de fracaso, la inseguridad, la frustración,
la baja autoestima, la culpabilidad, la desadaptación escolar, el rechazo
social, la incomprensión a veces incluso por parte de personas de su entorno
más cercano; provoca importantes dificultades tales como episodios de ansiedad,
desequilibrios emocionales, depresión, y en definitiva un largo etcétera de
complicaciones que impactan duramente en el día a día de los afectados y de su
entorno más cercano.
POR TODO ELLO RECUERDA, NUNCA JUZGUES LO QUE NO PUEDES
ENTENDER, O ESTAS MUY LEJOS DE SENTIR EN TU DÍA A DÍA.
Eva Molero
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