Primero vamos a señalar las distintas técnicas de tratamiento del TDAH y sus trastornos asociados o comorbilidades.
Estas técnicas se pueden dividir en dos grandes grupos:
1. De carácter biológico u orgánico: el más usado es el tratamiento psicofarmacológico. Este tratamiento dependerá de la edad, características físicas (peso, enfermedades…) y el objetivo por el cual se pone en marcha esta terapia.
María Muñoz a la derecha en un acto de la asociación de TDAH ANHIDA de Vigo |
2. Terapias psicológicas: estas terapias ascienden a un total de 230 técnicas diferentes. Pueden ser usadas por profesionales especializados, los padres del/a niñ@ y los profesores u otros adultos responsables de la educación y cuidado de l@s mism@s. Estas terapias, así como las psicofarmacológicas (biológicas) dependerán de una serie de factores: edad o nivel de desarrollo del/a niñ@, objetivo por el que se pone en marcha, contexto en el que se produce la intervención.
¿Cómo sabemos que estas terapias funcionan, es decir, son efectivas?...muy sencillo: cuando se demuestra que la terapia usada ofrece unos resultados concretos, esto es, cuando estamos seguros que los cambios producidos son debidos a las terapias utilizadas, pero sobre todo son los cambios que esperábamos y se han dado en los factores en los que hemos estado trabajando. Se considerará eficaz cuando reduce considerablemente los síntomas y también cuando mejora la adaptación del sujeto a su entorno social: familiar, escolar, social…
Aquí presento de forma muy esquematizada los tratamientos usados, que ampliaré a continuación:
1. Biológicos: psicofarmacológicos
2. Psicológicos: psicoanalíticos, cognitivos-conductuales, conductuales
TRATAMIENTOS BIOLÓGICOS
Gran número de estudiosos y especialistas en trastornos infantiles, juveniles y de la adultez, coinciden en que cuando el comportamiento está generado por una causa biológica, esta deberá ser tratada con un tratamiento también biológico.
Sabremos que hemos dado con un tratamiento eficaz cuando este produce una eliminación, reducción o control de esta alteración cerebral responsable de este comportamiento.
A este tipo de tratamiento se le llama tratamiento sintomático, ya que incide sobre la desaparición o minimización de la conducta, esto es, elimina o modifica la sintomatología, pero no hace desaparecer el trastorno. Al dejar de usar esta terapia psicofarmacológica, vuelven a aparecer los síntomas.
Estos fármacos actúan sobre uno o varios neurotransmisores, responsables de este funcionamiento diferente del cerebro.
Aunque si queremos obtener mejores resultados, debemos saber e interiorizar, que una combinación de tratamiento farmacológico y psicológico es lo idóneo.
También es importante la paciencia, aspecto del que siempre se olvidan de mencionar los especialistas, en los libros y en las charlas sobre el tema. Porque hay que saber y recordárse a un@ mism@, constantemente, que los resultados son muy paulatinos, a largo plazo, a lo largo de los años. NO es un efecto inmediato, es un trabajo duro, día a día, del cual veremos los frutos pasado un tiempo longevo. Pensemos por un momento en la velocidad que adoptaría el nacimiento de una planta después de plantar un semilla, filmado con una cámara de video. Metámonos en situación: imaginemos que plantamos una semilla en un vasito de plástico con un poco de tierra y fertilizante. Ponemos una cámara de video a grabar conectada a un equipo informático. Al principio iremos al ordenador cada cinco minutos a ver si se ha movido algo dentro de ese vaso. Luego iremos cada hora. Después de algunos días, incluso semanas veremos que asoma tímidamente un pequeño fruto del milagro de la vida. Pero no nos olvidemos que si nos pasamos las primeras horas fijados en la pantalla de nuestro computador, no observaremos absolutamente nada, es más, tendremos la sensación de que el tiempo no se ha movido. Nos parecerá un espera eterna. Pues hagamos una analogía con los resultados de estas terapias en el TDA/H con o sin otros trastornos asociados.
TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO
No debemos olvidar que est@s fantástic@s niñ@s tienen, por lo general, dificultades para enfrentarse a sus problemas y sobre todo, a las consecuencias ( de ahí las mentiras para evitarlas ). El tratamiento psicoanalítico nos servirá para eliminar esa represión provocada por los conflictos internos del sujeto, afrontándolos para que afloren a la superficie, eliminando la causa que los provocó, haciendo desaparecer el comportamiento deseado.
En l@s niñ@s se suele usar la asociación libre, los dibujos y la interpretación de sueños. Algunos autores usan el juego como sustituto de la asociación libre, otros dicen que el juego es simplemente una técnica para favorecer el acercamiento entre el profesional y el paciente.
TERAPIAS COGNITIVAS-CONDUCTUALES
Empezaremos por explicar de forma amena lo que es el factor cognitivo: las emociones y su buena gestión, tratamiento del procesamiento de la información, pasando por la percepción, el conocimiento y como las exteriorizamos en nuestro ambiente social, con las personas y las circunstancias que nos rodean, en nuestro día a día. De hecho seguro que a tod@s nos suena aquellos de “inteligencia emocional”, “gestión de emociones”… aspectos que cada vez más se están poniendo en práctica en las empresas para crear un mejor clima de trabajo y rendimiento profesional y personal.
Las técnicas cognitivo-conductuales más usadas son la “Terapia racional emotiva de Ellis” y las técnicas basadas en el aprendizaje social.
En la “Terapia racional emotiva de Ellis” es una terapia que empezó a usarse hacia 1955 por su creador Albert Ellis. Es de vital importancia para Ellis las creencias, pensamientos e imágenes mentales (cogniciones). Se le enseña al/a niñ@ a resolver los problemas sociales, trabajando los déficits que pueden existir a un determinado nivel: entrenamiento en solución de problemas con el/a niñ@ y en/con la familia, entrenamiento en auto instrucciones verbales, reentrenamiento de atribuciones, role playing, contingencias conductuales….
En el aprendizaje social, Zarb identifica un amplio grupo de técnicas específicas divididas en grupos: habilidades de afrontamiento, reestructuración cognitiva e intervenciones familiares.
TERAPIA CONDUCTUAL
Las técnicas y estrategias de la terapia conductual están pensadas para perfeccionar el hábito o la periodicidad de uno ya adquirido, adquirir una nueva conducta, minimizar o eliminar conductas indeseables.
Esta conducta se basa en un sencillo principio: “Como el comportamiento indeseable es aprendido, también mediante el aprendizaje se podrá modificar”.
Tampoco hay que olvidar que los procedimiento cognitivos-conductuales muchas veces son reconocidos como técnicas de modificación de conducta. Para evitar una confusión entre unos y otros, diremos que los tratamientos conductuales se basan en los principios de aprendizaje.
Podemos citar algunos casos en los que estas terapias son efectivas: problemas de hiperactividad (TDAH), ansiedad, aislamiento social, conducta agresiva o delictiva (TRASTORNO OPOSICIONISTA-DESAFIANTE), autismo y retraso, conductas autolesivas, tics, enuresis y encopresis, miedos…
Señalemos pues, una serie de técnicas básicas en la terapia conductual:
TÉCNICAS PARA MEJORAR LA CONDUCTA: refuerzo positivo, refuerzo negativo
TÉCNICAS PARA ADQUIRIR CONDUCTAS: modelado, moldeado, encadenamiento
TÉCNICAS PARA ELIMINAR CONDUCTAS: sanción o coste de respuesta, castigo positivo, extinción, refuerzo conductas incompatibles, sobrecorrección, aislamiento o tiempo fuera
TÉCNICAS DE CONTROL DE CONDUCTAS: economía de fichas, control de conductas
TÉCNICAS PARA LA MEJORA O INCREMENTO DE CIERTAS CONDUCTAS
1. Refuerzo positivo: trata de relaciones conductas adecuadas con consecuencias o estímulos agradables (premios, alabanzas, elogios, actividades…)
2. Refuerzo negativo: eliminar algo desagradable ante conductas adecuadas (quitar objetos incómodos, circunstancias que le produzcan miedo o tensión, tareas que le resulten difíciles de realizar…)
TÉCNICAS PARA LA ADIQUISICIÓN DE NUEVAS CONDUCTAS
1. Moldeado: ante una exigencia pequeña, se ofrece un refuerzo más frecuente o mayor. A medida que se va realizando, cada vez tendrá que esforzarse un poco más e ir subiendo niveles en la exigencia para obtener el mismo refuerzo. Esto es, se sube el nivel de exigencia y se va reduciendo el refuerzo. Una vez obtengamos la conducta deseada, se pasará de un refuerzo continuado a un refuerzo intermitente.
2 . Modelado: presentar una persona “modelo” a partir de la cual queramos que imite su actividad, mediante videos, actividad visual… hasta que logre interiorizarla, imitarla y aprender de ella.
3. Encadenamiento: esta terapia es muy adecuada en el desarrollo de actividades de autonomía personal. Trata de formar conductas más complejas a partir de unas más sencillas, mediante unos pasos consecutivos explicando claramente como se desarrolla la acción. Por ejemplo: escribir en una hoja o repetir cada vez que realice la tarea de lavarse los dientes, todos los pasos que debe realizar: coger lo necesario: cepillo, pasta y vaso, coger el tubo de pasta, quitar el tapón, coger el cepillo, echar la pasta en él, lavarse primero los la parte exterior de los dientes, luego las superficies internas de los dientes, llenar el vaso de agua, enjuagar la boca, secarse, enjuagar el cepillo, enjuagar el lavabo, guardar el cepillo, la pasta y el vaso.
TÉCNICAS PARA LA MINIMIZACIÓN O ELIMINACIÓN DE CONDUCTAS
1. Sanción o coste de la respuesta: trata de un refuerzo positivo que se ofrecerá con la conducta adecuada y deseada.
2. Castigo positivo: cada vez que aparezca una conducta indeseada, se asociará con algo desagradable. Esta práctica es muy usada en la corrección de conductas agresivas o autolesivas, pero no un buen método para modelar la conducta Extinción: ignorar una conducta indeseada en el momento en el que se produce (no prestar atención cuando su actitud sea indeseable ni de forma hablada ni visualmente, aunque al principio su conducta aumentará de frecuencia y de intensidad, poco a poco irá minimizándose hasta desaparecer. Este aumento de la conducta indeseada será un buen síntoma, ya que sabremos que se está dando cuenta del cambio). Se eliminarán las conductas inadaptadas que hayan sido reforzadas con anterioridad, sin intención de hacerlo
3. Refuerzo de las conductas incompatibles: recompensar de forma continua las conductas deseadas, sin aplicar ningún tipo de refuerzo a las que queremos eliminar.
4. Sobrecorrección: consiste en mejorar los efectos que puede provocar una conducta inadecuada, mejorando su comportamiento a través de la repetición de una conducta estable, mediante la restitución (modificar los elementos de la conducta inadecuada) y la práctica positiva (repetir de forma continuada la conducta alternativa)
5. Aislamiento o tiempo fuera: es un castigo retirando un refuerzo o impidiendo el acceso al mismo cuando se produzca la conducta indeseada.
TÉCNICAS DE CONTROL DE CONDUCTAS
1. Economía de fichas: es un refuerzo usando como moneda de cambio unas fichas que se pueden colocar sobre un papel o una pizarra, en un lugar accesible para el/a niñ@ en cuestión. Se fijarán unas normas que permanecerán escritas o dibujadas (dependiendo de su edad y comprensión), por medio de las cuales, tras juntar un número determinado de fichas, podrán canjearse por unos premios fijados con anterioridad: salidas al parque, excursiones, actividades manuales, elementos del escritorio… Estos refuerzos serán continuos hasta que alcanza la conducta deseada. Una vez la alcance, los refuerzos bajarán a una periodicidad intermitente. También se pueden cambiar con el tiempo las fichas por otro tipo de premios como elogios, sonrisas, abrazos…
2. Contrato de conductas: se elabora con el/a niñ@ un contrato donde se exponen las conductas que son admitidas y las que no. También se reflejarán las consecuencias de las conductas no admitidas y los premios de las adecuadas. IMPORTANTE: se deberá realizar con el/a niñ@, es primordial para que esta técnica funcione, que participe y se vea integrado como una parte importante.
Todas estas técnicas son muy bonitas expuestas sobre un papel, pero también necesitan de unas características para que funcionen y obtengamos unos buenos resultados:
1. La constancia en su uso y aplicación, sin ceder ante lo pactado o expuesto
2. Implicación de todos los miembros de la familia, escuela y círculo social. Sabemos que esta es una labor ardua, pero hay que intentarlo
3. Hacer partícipe al/a niñ@ y mantenerle informado de por qué hacemos lo que hacemos y para qué
4. No usar una terapia distinta para cada día. Si una no funciona, se podrá cambiar, pero a lo largo del tiempo
5. No nos olvidemos que los resultados son a largo plazo. No perdamos la paciencia en la medida que se pueda
6. Cuando se realice un castigo o un refuerzo, deberá ser acorde con la actividad ( no le compremos un perro cada vez que haga algo bien…)
7. Seamos consecuentes con lo que exponemos o pactamos. Pensémoslo con calma y tiempo antes de realizarlo
8. Enfoquemos todas estas pautas de forma amena y divertida, adecuándolo a la edad y desarrollo madurativo del/a niñ@
9. No nos olvidemos NUNCA de comunicarnos con nuestr@s hij@s. Es la mejor terapia
10. No los agobiemos con actividades, técnicas o especialistas. Aunque sean hiperactivos, también hay que sacar momentos para relajarse. Técnica de la que bastante a menudo nos olvidamos y que es esencial (estiramientos, música relajante…)
11. Repito: paciencia, los resultados son a largo plazo; comunicación, esencial y necesaria. Pero sobre todo, no nos olvidemos que siguen siendo niñ@s
12. Eliminemos de nuestro diccionario la expresión: “Por qué…” Ell@s no lo saben.
Articulo de María Muñoz
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